Empresa familiar: el éxito más allá de la segunda generación.

8 de septiembre de 2020

Toda empresa familiar enfrenta grandes desafíos para pasar a la siguiente generación de líderes. Es momento de establecer los valores y herramientas legales, que permitan dejar un legado en beneficio de nuestra familia.

Segunda generación

Cada paso de generación en las empresas familiares deja una huella en su camino. Sobre todo, en el caso del empresario de segunda generación del cual, está comprobado, depende que la historia de la empresa no llegue a su punto final sino que alcance el éxito. 

Según cifras del IPADE Business School, sólo el 33% de empresas familiares llega a la segunda generación y apenas el 15% operan hasta la tercera.   

Pero aun y con la complejidad que muestran los renglones anteriores, vale la pena profundizar en este dicho de Platón: la virtud está en la sencillez. 
Actuar en el tiempo inmediato, es la mejor forma de enfrentar los porcentajes negativos.

El proceso para llevar a la empresa familiar más allá de la segunda generación, comienza con los actos del presente.

Cuidar la relación entre los hermanos.

Las empresas familiares viven diferentes fases con el cambio de liderazgo: fundación (primera generación), institucionalización (segunda generación) y expansión (tercera generación).
Situándonos en la segunda generación, es un reto llenar el vacío que dejan los fundadores, y el liderazgo puede verse frustrado en el intento, sobre todo, cuando impera la división y ruptura familiar por la inconformidad de la sucesión. 
Y es que, en la competencia por el liderazgo, siempre hay perdedores y ganadores, hecho que inevitablemente deja cicatrices.
Pero la hermandad debe ser una plataforma para la empresa familiar, no un motivo de estancamiento , razón suficiente para fortalecerla. Te recomendamos lo siguiente:

Comunicación constante

La comunicación constante, juega una posición esencial para el líder empresario, y en esta comunicación se debe escuchar un 80% y hablar un 20%.

La principal característica de un buen líder, es saber escuchar incluso lo que no dicen las palabras, más cuando nuestros socios son familia.
La empresa familiar debe dar apertura a la comunicación constante, basada en reuniones con objetivos como orden del día. Incluso, si la reunión es para resolver algún mal entendido, tratar la solución como un objetivo. 

Valores compartidos. 

Las empresas familiares son rentables, gracias a los valores que comparten sus miembros: el trabajo, respeto, igualdad, confianza, por mencionar algunos ejemplos.
Según el maestro Ricardo Aparicio Castillo, experto en el área del factor humano empresarial, los valores de la empresa, son inevitablemente el reflejo de los valores de la familia.
Los valores de la empresa familiar no sólo son económicos, también son éticos, con la diferencia de que los primeros son altamente volátiles, mientras que los segundos, son la base del verdadero éxito. 

Cohesión y autonomía.

Gran parte del éxito de las empresas familiares es gracias al valor de la cohesión, es decir, la unidad que tienen sus integrantes por el vínculo emocional que mantienen unos con otros, reflejándolo en un compromiso incomparable.
Cohesión y autonomía, parecen las dos caras de una moneda. Sin embargo, el que la familia tenga un vínculo emocional fuerte y de cercanía, no quiere decir que los individuos tengan carencia de criterios propios.
La organización familiar puede variar, pero un modelo saludable es aquel que permite a sus integrantes enriquecer al grupo con sus criterios personales , sin perder de vista el valor de la unidad familiar. 

Planificar el relevo generacional.



No existe una fórmula secreta para librar con éxito la búsqueda del relevo generacional, pero una planeación nos va a permitir poner la continuidad de la empresa, sobre los caprichos familiares.

El relevo generacional debe estar basado en la profesionalización de la empresa, establecer sus bases en los acuerdos legales elaborados en conjunto, y con la finalidad de asegurar el futuro en beneficio de la familia. 

Acuerdos legales:

El protocolo familiar. 

Este protocolo consiste en establecer las “reglas del juego”, las normas que regularán las relaciones profesionales y económicas entre la familia y la empresa.
Para su elaboración, se puede seguir la redacción de un contrato marco, y en su contenido abordar el modelo de los tres círculos de la Universidad de Harvard: Familia, propiedad y empresa.
Recordemos aquel principio del derecho internacional: pacta sunt servanda (lo pactado obliga), siempre que no sea contrario a las leyes vigentes en el país. 
Veamos el protocolo familiar como un contrato en toda la extensión de la palabra: declaraciones, cláusulas, penas convencionales, garantías, anexos y demás complementos. 

Pacto sucesorio. 

Este es uno de los temas más complicados por abordar en la familia y es de los más importantes. Consiste en la transición de liderazgo y propiedad legal de la empresa de una generación a la siguiente .
Se trata de los documentos legales que van a permitir la transición, prácticamente, de los dueños actuales de la empresa a la siguiente generación. Por lo tanto, deben elaborarse a través de los instrumentos legales adecuados.
El pacto sucesorio puede existir de muchas formas, puede ser a través de testamento, en los estatutos sociales del acta constitutiva de la empresa, entre otros. Siendo la regla de oro: que todo documento de este estilo, sea ante notario.
Un plan de sucesión debe tener las reglas claras para todos los jugadores: en lugar de competir, enseñar a cooperar. 

Garantizar el poder adquisitivo. 

Las necesidades futuras de la empresa, van a depender del poder adquisitivo con que se cuente.
Este se relaciona con la cantidad de bienes y servicios que cubrimos con una cantidad fija de dinero.
Es un tema que se debe abordar en el protocolo familiar y el pacto sucesorio, pues no se trata de un simple apartado bancario, se trata incluso de mecanismos para hacer frente a situaciones de crisis.
Estos mecanismos pueden variar, y deben contemplar figuras como el fideicomiso, bienes sujetos a enajenación, garantías legales, e incluso, las hipótesis bajo las cuales se tendría que llegar a concurso mercantil.
El propósito principal del éxito de la empresa familiar, es el bienestar de sus integrantes . De modo que pretender transmitir su legado es de los actos más nobles que podemos hacer por el futuro de nuestros hijos, nietos, sobrinos, etc. 

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