Sin límites: Una reflexión sobre romper barreras
Romper límites autoimpuestos, desafiar diagnósticos y vivir con propósito son solo algunas de las cosas que podemos aprender de Adrian Macias.

Recientemente viví una experiencia que dejó una huella profunda en mí. Fue durante la Distrito Conf 2025, un evento lleno de energía, ideas, esperanza y confrontación interna.
Salí de ahí con un torbellino de pensamientos. Necesitaba escribirlos. No solo por mí, sino porque creo que pueden tocar a alguien más. Este ensayo es un intento de poner en palabras esa sacudida del alma. Y es, sobre todo, un tributo.
Vivir sin límites
Una de nuestras oradoras invitadas fue Adriana Macías. Una mujer de esas que se quedan contigo incluso después de que se apaga el micrófono. Adriana nació sin brazos. Pero lo que más me impresionó no fue su historia —que por sí sola ya es impactante—, sino su determinación de reescribirla.
Nos compartió cómo, desde que era bebé, los doctores le advirtieron a su madre que su vida estaría plagada de limitaciones. Las expectativas eran mínimas, casi inexistentes. Pero Adriana y su familia decidieron desafiar los pronósticos: decidieron vivir sin límites.
Su historia me sacudió. Mientras hablaba, no podía evitar pensar en las personas cercanas a mí que viven con discapacidad. Sé lo que es ver cómo un ser querido, poco a poco, se vuelve más dependiente, cómo cada día se convierte en una montaña por escalar.
Luego, ahí estaba Adriana, hablándonos, no desde la resignación, sino desde la plenitud.
Fue a la escuela, estudió una carrera universitaria, se convirtió en abogada, escritora, conferencista. Se casó. Tuvo una hija. Y todo eso, mientras el mundo le decía “no puedes”.
Las personas la cuestionaban: ¿Cómo puede una niña sin brazos tener un espíritu tan fuerte? ¿Cómo alguien a quien el sistema, las estadísticas y las voces del “sentido comúnˮ le dicen no, puede atreverse a decir sí?
Adriana no solo desafió las probabilidades. Las pulverizó.
El arte de vivir sin excusas
La verdad es esta: para ser un rompe barreras, primero tienes que deshacerte de tus excusas. Tienes que dejar de pensar en lo que no tienes, en lo que te limita.
¿Te dijeron que no podrías? Perfecto. Hazlo de todos modos.
¿Tienes una discapacidad, una enfermedad, una condición adversa? Hay caminos; no serán fáciles, pero existen.
¿Quieres emprender y no sabes por dónde empezar? Hazlo con lo que tienes hoy, no con lo que sueñas tener mañana.
Adriana es prueba viviente de que no se trata solo de las posibilidades externas. Se trata de reacondicionar la mente. Dejar de repetirte el “no puedo” y empezar a declarar: todo es posible. El camino es cada día mejor. Tengo un futuro.
Ella pudo rendirse antes de comenzar, pudo decir: “Esto es muy duro. Nunca haré nada significativoˮ; pero, si lo hubiera hecho, hoy no estaríamos hablando de ella. No estaríamos, cientos de personas en un auditorio, emocionados hasta las lágrimas.
Este artículo es para ella. Pero también es para mí. Porque mientras la escuchaba hablar, entendí que ahora me toca a mí hacer mi parte.

¿Qué fortalezas estoy llamado a desarrollar?
La conferencia me confrontó; me obligó a mirar hacia adentro. Me pregunté: ¿qué excusas me están deteniendo?, ¿qué miedos estoy usando como escudo para no avanzar?
Ver a Adriana me mostró algo claro: las personas que deciden avanzar no es porque no tengan límites, sino porque deciden no quedarse con ellos.
He usado muchas excusas. He dicho que mi entorno es limitado, que no tengo tiempo o que no me siento preparado. La verdad es que eso ya no basta. Lo mejor de todo: no tengo que quedarme donde estoy.
No nacimos para estancarnos. No fuimos creados para conformarnos. Hay dentro de nosotros un potencial tremendo esperando salir. Tenemos dones, talentos e ideas que pueden abrir nuevas oportunidades, pero nada de eso va a florecer si seguimos justificándonos con lo que nos falta.
No se trata de negar la dificultad. Se trata de elegir la posibilidad.
¿Cuál es tu excusa?
Tal vez te dijeron que no eras lo suficientemente listo, que no dabas el perfil o que no tenías la edad, el dinero, los contactos. Tal vez te convenciste de que tu historia ya estaba escrita, pero no lo está.
Mientras escribo esto, me digo a mí mismo: es momento de dejar de culpar las circunstancias y empezar a abrazar la responsabilidad. Porque los límites más peligrosos no son los que están allá afuera, sino los que hemos instalado en nuestra mente.
Tú puedes empezar otra vez.
Puedes soñar algo nuevo.
Puedes construir, sanar, transformar.
No necesitas que el mundo te dé permiso, ya lo tienes.

La vida no es para sobrevivir. Es para florecer
He decidido escribir esta serie de ensayos porque después de la Distrito Conf 2025, algo cambió en mí. No fue solo un evento, fue un punto de inflexión. Salí con la certeza de que quiero vivir más plenamente, ser más consciente y agradecido. Y sobre todo, más decidido a no ponerme límites que no me pertenecen.
Este texto es una semilla. Quizá para ti que estás leyendo esto, sea el empujón que te faltaba. O tal vez, como a mí, te ayude a ponerle nombre a eso que llevas tiempo postergando.
Pero quiero que te quedes con esta imagen: Adriana, una niña sin brazos, escribiendo con los pies, graduándose, dando conferencias, criando a su hija. Una mujer que decidió que su vida no estaría definida por lo que le faltaba, sino por lo que estaba dispuesta a construir.
Ahora te toca a ti.
¿Qué vas a hacer con lo que tienes?