El Momento en que Te Preguntas ¿Por Qué Haces lo que Haces?

Saul Castillo • 30 de agosto de 2025

“Mi experiencia es aquello a lo que estoy dispuesto a prestar atención.”
William James

Por qué haces lo que haces

Lunes. Seis de la mañana. Suena la alarma. No quieres salir de la cama.


Ese instante cotidiano —aparentemente inofensivo— puede revelar más de nuestra vida de lo que imaginamos. Si lo único que quieres es dormir más, estás cansado. Pero si no encuentras el deseo de levantarte porque no le ves sentido al día que comienza… estás estresado. Y ahí, entre esas dos emociones, surge una diferencia esencial: el cansancio se resuelve descansando. El estrés, solo con propósito.


Por eso, la gran pregunta que me ha acompañado durante los últimos tres años es: ¿por qué haces lo que haces?


Conversaciones que iluminan


Una de las personas con quien más disfruto conversar es José Fernando Herrera —“el Colega”, como le digo desde siempre—, mi amigo de toda la vida. Aunque nuestras rutinas se han vuelto más complejas con los años, él es a quien más he visto en esta etapa.


Degustamos vinos, debatimos, filosofamos. Empezamos con Carlo Rossi. Hoy creemos que mejoramos… pero lo que realmente ha madurado son nuestras conversaciones.


Hoy, por ejemplo, hablamos de la famosa crisis de los 40s. Hicimos cuentas, recordamos historias, y entre reflexiones serias y bromas inevitables, cerramos la conversación con un “ya estamos viejos”… seguido de una carcajada que sabía a complicidad, resignación y gratitud por seguir caminando juntos.


Y entre copas y anécdotas, aparece una y otra vez la misma pregunta: ¿Por qué hacemos lo que hacemos?


El sentido oculto de nuestras acciones


Para explicar esto, me gusta recordar una anécdota que ilustra muy bien los automatismos que heredamos sin cuestionar:


Una mujer recién casada cocina pescado. Antes de freírlo, le corta la cabeza y la cola. Su esposo, curioso, pregunta por qué lo hace. Ella responde: “Así lo hacía mi mamá”. Él, intrigado, llama a la suegra, quien dice lo mismo. Finalmente, llaman a la abuela, que suelta una carcajada: “¡Porque mi sartén era muy pequeño!”


Este relato revela un principio antropológico fundamental: gran parte de lo que hacemos lo repetimos porque así lo hacían quienes vinieron antes. No lo cuestionamos. Lo heredamos. Y lo perpetuamos.


El punto ciego de nuestra conciencia


Daniel Goleman, en su libro El punto ciego, plantea que muchos de nuestros pensamientos y acciones se rigen por lo que no vemos.


Así como en el ojo humano existe una zona que no registra luz (pero que el cerebro compensa para que no notemos la ausencia), en la mente también hay “zonas muertas” de conciencia.

“El rango de lo que pensamos y hacemos está limitado por aquello que no advertimos. Y debido a que no advertimos lo que no advertimos, hay muy poco que podemos hacer para cambiarlo… a menos que advirtamos el modo en que nuestro fracaso en advertir determina nuestras acciones.” — Daniel Goleman

Ese punto ciego nos lleva al autoengaño, al agotamiento, a la rutina sin sentido. Y en el ámbito empresarial, esto puede ser fatal:


  • Continuar con modelos de negocio obsoletos.
  • Repetir procesos sin saber por qué existen.
  • Trabajar sin pasión, solo por costumbre… o por miedo.


Filosofía, antropología y necesidad de sentido


La pregunta “¿por qué haces lo que haces?” es tan antigua como la filosofía misma.


Para los griegos, esta diferencia entre los seres humanos y los animales se llamaba praxis: acción transformadora consciente. Recolectar agua para el futuro, almacenar alimento, crear herramientas… todo eso es praxis.


  • Karl Marx habló de alienación: cuando trabajas sin entender el porqué de lo que haces, te vuelves extraño a ti mismo. Eres una herramienta, no un ser con voluntad.
  • Hegel propuso que solo nos conocemos a través de lo que hacemos. Necesitamos “objetivar nuestra subjetividad”. Es decir: vernos fuera de nosotros para entender quiénes somos.
  • Spinoza, por su parte, nos ofrece una visión aún más radical sobre la libertad: no es hacer lo que queremos, sino entender por qué queremos lo que queremos. Solo cuando comprendemos nuestras pasiones y deseos —sus causas y efectos— dejamos de ser esclavos de ellos. En palabras del propio Spinoza: “El hombre libre, en nada piensa menos que en la muerte, y su sabiduría es una meditación no de la muerte, sino de la vida.”


Esta idea complementa poderosamente la reflexión sobre el propósito: no se trata solo de hacer lo que nos gusta, sino de conocer con profundidad por qué lo hacemos. Ese conocimiento —ese entendimiento de uno mismo— es el verdadero acto de libertad.


Y si a eso sumamos lo que las religiones han llamado el “juicio final”, las preguntas trascendentales cobran un nuevo matiz:


  • ¿Por qué hiciste lo que hiciste?
  • ¿Por qué no hiciste lo que no hiciste?
  • ¿Por qué hiciste lo que no debías?
  • ¿Por qué no hiciste lo que sí debías?


La vida moderna, donde ya no luchamos únicamente por sobrevivir, exige algo más: realización.


Propósito: la cura del estrés


Si el cansancio se cura durmiendo… el estrés solo se cura con sentido. Con dirección. Con significado.


Hoy no basta con existir. Queremos saber para qué existimos. Queremos vernos reflejados en lo que hacemos. Queremos encontrar propósito incluso en las tareas más pequeñas. Queremos levantarnos un lunes a las seis de la mañana y decir:

“Sé por qué hago lo que hago.”

Y esa respuesta —lejos de ser inmediata— surge solo cuando detenemos la marcha, conversamos con quienes nos conocen desde siempre, cuestionamos lo aprendido, y tenemos el valor de mirar con atención los puntos ciegos de nuestra vida.


Reflexiones finales


  • ¿Estás construyendo algo que representa quién eres?
  • ¿Tu equipo entiende el para qué detrás de cada proceso?
  • ¿Estás alineado con tu propósito o solo sobreviviendo?


Porque al final, como dijo Viktor Frankl:

“Quien tiene un porqué para vivir, puede soportar casi cualquier cómo.”

Y tú, ¿ya descubriste el tuyo?

búsquedas Google México
por Saul Castillo 3 de septiembre de 2025
Descubre cómo las 16.4 mil millones de búsquedas diarias de Google están transformando el comercio mexicano. Análisis exclusivo, estrategias para empresas locales y el impacto de la IA en los negocios de 2025.
Evolución del SEO
por Saul Castillo 3 de septiembre de 2025
Descubre cómo la inteligencia artificial está transformando el SEO en México. Estrategias actualizadas, casos de éxito y guía práctica para CEOs que buscan dominar el marketing digital en 2025.
Ver más