Razones por las que es difícil crear lazos con los demás
No es lo mismo interactuar con otros que crear lazos. Aprender a relacionarse puede ser una tarea difícil, principalmente por razones relacionadas con una falla en el enfoque. La buena noticia es que con voluntad y desarrollando algunas habilidades, la capacidad de relacionarse puede cultivarse.
Relacionarme con los demás nunca se trata de mí
Los ejecutivos con gran cantidad de logros se caracterizan porque no sólo se interesan en las ganancias, sino en las personas , son optimistas respecto a sus subordinados, piden consejo a sus subalternos y saben escuchar.
Gracias a mi afiliación a Rotary, he tenido la oportunidad de conocer a fantásticos oradores, por lo que he constatado que los mejores son aquellos que tienen aptitudes para relacionarse con los demás.
Por el contrario, aquellos que no logran captar la atención del auditorio, con frecuencia son personas que hacen girar la conversación en torno a ellos. La comunicación es, para este tipo de oradores, una oportunidad para demostrar cuan brillantes son y para vanagloriarse de la experiencia que poseen.
Los buenos líderes, maestros y oradores, como lo señala John C. Maxwell:
“no se consideran expertos al frente de auditorios pasivos a los que deben impresionar, ni creen que sus intereses con más importantes que los ajenos. Por el contrario, se consideran guías y se concentran en ayudar a los demás a aprender. Como valoran a los otros, se esfuerzan por establecer un vínculo con las personas a las que enseñan o a las que intentan ayudar”.
Afortunadamente, he tenido la oportunidad de tener cerca socios con esta calidad humana, que han sido un ejemplo y guía. De ahí
la importancia de saber rodearse.
Verlos de cerca me llevó a plantearme dos resoluciones: estudiar a los grandes líderes y comunicadores; y crear un lazo con las personas, concentrándome en ellas y sus necesidades en lugar de centrarme en las mías.
Por qué es difícil crear lazos con los demás
Me llevó varios años y una serie de traspiés darme cuenta que relacionarme con los demás nunca se trata de mí; sino de la persona con la que estoy entablando comunicación. Por lo tanto, para crear lazos, debes dejar de mirarte a ti mismo y comenzar a ver a tu alrededor.
Pero, ¿por qué nos cuesta tanto trabajo hacerlo? De nuevo, Maxwell plantea algunos motivos con los que me identifico plenamente y, tal vez, también tú.
Inmadurez
Como mencioné anteriormente, cuando comencé a trabajar en el departamento de ventas de Geformas, era sumamente joven e inmaduro. Sólo pensaba en mí mismo y los que estaban a mi alrededor carecían de importancia.
La madurez es la capacidad de voltear a ver a los demás, tener un interés genuino por ellos y actuar en consecuencia, es decir, obrar en su beneficio.
Tendemos a pensar que la madurez viene con los años, en muchos casos así es. No obstante, la edad no siempre es símbolo de una persona madura.
En ocasiones, el egoísmo sobrepasa la experiencia y ensombrece la capacidad de pensar en el prójimo.
Ego
Cuando terminé la universidad, creía que lo sabía todo. No sólo había cursado una carrera, sino que además me había preocupado por hacer cursos extras para prepararme para continuar con el legado de mi padre. Tenía ya más de 5 años trabajando para la empresa, lo que me hacía sentir seguro y confiado. Nada más equivocado.
Todo eso no me había preparado para conectar con las personas. Lo único que quería era que me elogiaran después de dar una conferencia, que validaran mi sapiencia. Nadie puede crear lazos con los demás con una actitud así.
Relacionarse eficazmente requiere humildad y empatía. Y, sobre todo, ver a los otros como personas valiosas, no como entes estáticos, sino como seres humanos que también tienen algo que aportar.
No valorar a los demás
Afortunadamente, llegó el momento en que comencé a darme cuenta de lo importante que eran las necesidades de las personas que me rodean. Y de eso tengo que agradecer en gran medida a Rotary y la oportunidad que me ha brindado de conocer personas de todas las latitudes, con intereses, perspectivas, ideologías y aptitudes diversas.
Además de permitirme ver al prójimo de cerca y enfocarme en aquello que necesita y no en lo que yo quiero darle. Esto me llevó a tener la intención ferviente de aportar valor a los demás y esto sólo es posible si los valoras primero.
“Para triunfar en la vida debemos de aprender a trabajar con y para los demás (Maxwell, 2010). Es imprescindible ser consciente del valor de los otros para llegar lejos en los negocios . Es decir, no basta con tener un excelente producto para vender, si no conoces a tus clientes, no tendrás ningún comprador.
Si nos enfocamos en el prójimo se abre ante nuestros ojos todo un mundo de posibilidades. Claro, ese valor que le das a los demás debe ser auténtico, porque la falsedad se percibe a kilómetros de distancia y una actitud impostada generará todo lo contrario a confianza.
Inseguridad
Generalmente, detrás de la inmadurez y el egocentrismo, lo que hay es una buena dosis de inseguridad. Por consiguiente, la persona inmadura buscará la aprobación y el reconocimiento de los demás.
Lo más problemático de esto es que puede envolvernos en un círculo vicioso sin fin. Es decir, cuanto más insegura es una persona, tanto más buscará la aprobación de los que le rodean; esto le llevará a enfocarse más en sí misma, tratando de impresionar; lo cual traerá como consecuencia un distanciamiento de su audiencia, no podrá conectar con los otros; finalmente no obtendrá la aprobación esperada y el ciclo vuelve a empezar.
Ahora bien, eliminar estos obstáculos no es tarea fácil, requiere compromiso y disposición. En ocasiones, implicará hacer un esfuerzo más grande y quizá pasar por un proceso de crecimiento personal.
Por lo pronto, te dejo algunos consejos que te ayudaran a crear lazos con los demás y conectar con ellos: primero, hazle saber al otro que hay un interés genuino por él. Si aprendes a interesarte por los demás, poco a poco, irás creando lazos.
En segundo lugar, hazle saber que quieres y puedes ayudarle. Enfócate e los beneficios que puedes ofrecerle. Recuerda que nadie quiere que le vendan algo, pero todos quieren recibir ayuda.
Y, por último, hazle saber que puede confiar en ti. La confianza es vital para cualquier tipo de negocio.
No es sencillo despojarse de sí mismo e interesarse por el prójimo, pero puedo asegurarte que ver y escuchar a los demás, lograr crear lazos con las personas, te hará crecer como líder, y sobre todo, como ser humano